Relatoría 2: Salud, soberanía y seguridad alimentaria y nutricional en la región amazónica. Acciones de emergencia y políticas estructurantes.
Es importante destacar los aspectos decisivos del vínculo entre salud, soberanía alimentaria y seguridad alimentaria y nutricional desde la perspectiva del cuerpo como territorio. El territorio fue reivindicado como ese espacio complejo de vida y producción a ser desarrollado en sus propias potencialidades. La percepción expuesta por voces de diferentes pueblos durante los Diálogos Amazónicos mostró el sentido común entre territorio y cuerpo, al pensar en la complementariedad de estos espacios que son vulnerados por proyectos que ponen la economía por encima de la vida.
Los tres días de diálogos subrayaron diferentes aspectos de un concepto amplio de salud que abarca perspectivas sociales, económicas, medioambientales y culturales. Hubo consenso en las distintas intervenciones en torno a la idea de que cualquier perspectiva de desarrollo justo y sostenible depende de una política responsable de producción y distribución de alimentos que tenga en cuenta las diferencias culturales, étnicas/raciales y de género.
En otras palabras, para el desarrollo sostenible de la región panamazónica, es necesario avanzar en una regularización de las tierras que garantice los derechos sobre los territorios de las poblaciones indígenas, quilombolas y tradicionales, así como de los agricultores familiares. En este sentido, son esenciales la demarcación de las tierras indígenas, la regularización de los territorios quilombolas y la ampliación de un proceso de reforma agraria.
Los discursos reforzaron la importancia de pensar en la agroecología de una manera más profunda que una simple forma de producción, sino como una herramienta para pensar en el desarrollo sostenible basado en alimentos sanos. La alimentación sana ha demostrado ser una herramienta importante para construir relaciones entre el campo, los bosques y las aguas y las ciudades. A través de ferias y procesos solidarios se ha construido un modelo agroalimentario que contribuye a preservar la naturaleza y las formas de vida.
La generación de ingresos es un desafío para las poblaciones rurales, forestales e hídricas, ya que es necesario pensar en políticas públicas que fortalezcan la producción existente, así como el abastecimiento de aquellos que han tenido dificultades para acceder a los alimentos, buscando políticas de producción y abastecimiento basadas en el fortalecimiento de las comunidades.
Pensar en una alimentación sana y adecuada significa evitar la contaminación del agua y del suelo, de los territorios libres de pesticidas y también de las empresas que causan degradación ambiental y social.
Otro tema central fue el debate sobre los alimentos ultraprocesados. Los pueblos indígenas tienen un alto índice de malnutrición causado a menudo por el tipo de alimentos a los que tienen acceso, cuando no son fruto de la producción local.
La sociedad civil ha denunciado los daños que los alimentos ultraprocesados causan a la salud, especialmente en la primera infancia.
De las intervenciones se desprende que lo esencial es un proyecto de desarrollo articulado entre los países de la región amazónica que sea efectivamente sostenible y que garantice la soberanía alimentaria de los pueblos y comunidades del territorio.
Defender la soberanía alimentaria es defender el territorio
Son las mujeres las principales responsables de la producción de alimentos sanos, y han sido perseguidas y asesinadas en su lucha por defender sus territorios, que están directamente vinculados a sus cuerpos. Los cuerpos de las mujeres son los primeros en ser violados cuando los proyectos que destruyen la naturaleza llegan a su territorio.
Las mujeres se han visto afectadas de diversas maneras por el cambio climático, ya sea por la mayor dificultad para acceder al agua potable o incluso por las repercusiones en sus formas de producir.
El racismo ambiental es responsable de la mayor dificultad de acceso a los alimentos para los pueblos negros e indígenas, y también obstaculiza sus estrategias de producción y preservación de la naturaleza cuando prioriza emprendimientos económicos degradantes en los espacios de vida de los pueblos.
Pensar en cómo alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible significa enfrentarse al racismo ambiental, porque destruye la naturaleza y las condiciones dignas de trabajo y de vida de los pueblos, significa construir el respeto a las estrategias de producción y organización de las mujeres y potenciar el acceso a la tierra y la defensa del territorio.
El hambre no puede ser normalizada en la región Pan-Amazónica, ya sea por la dificultad de acceso o por el acceso a alimentos inadecuados. Los Diálogos Amazónicos en diversos espacios han propuesto una campaña contra el hambre en la región Pan-Amazónica, que tiene el fortalecimiento de la participación social como estrategia para enfrentar el hambre hacia la soberanía alimentaria.

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