¿Es bueno el TLC UE-Mercosur para la Amazonía?

Por Pablo Solón*

La Amazonía está al borde del colapso. La Amazonía que alberga el 10% de la biodiversidad del mundo ya ha perdido el 18% de sus bosques y otro 17% sufre una degradación preocupante[1]. Sólo Brasil ha perdido 798.629 km2 de bosque primario en los últimos 50 años, equivalente a casi dos veces el tamaño de Alemania[2]. Más de 10.000 especies de fauna y flora están en alto riesgo de extinción en la Amazonía[3]. Las graves sequías que sufrió la Amazonía en 2005, 2010 y 2015-16 pueden ser las primeras señales de este punto de inflexión ecológica a partir del cual se convertirá en una gran sabana árida[4].

El bosque húmedo más grande del mundo, con una superficie superior a la Unión Europea, está siendo destruido por un modelo extractivista exportador que comprende actividades agro-ganaderas, la expansión de monocultivos y semillas transgénicas, la proliferación de agrotóxicos, el desarrollo de la minería legal e ilegal, la explotación y derrame de hidrocarburos, los megaproyectos hidroeléctricos, las mega infraestructuras, el narcotráfico y el crimen organizado.

La actividad agropecuaria es responsable del 84% de la deforestación en la Amazonía. Sólo en 2018 una superficie de 42.789 km2 fue convertida para uso agropecuario[5]. La minería ilegal está contaminando los ríos y afectando a la pesca y a las poblaciones locales por las altas concentraciones de mercurio. La destrucción de la Amazonía está alterando los ríos voladores que son alimentados por la evapotranspiración de los bosques y que transportan enormes cantidades de vapor de agua a ciudades y poblaciones lejanas[6]. Algunas partes de la Amazonía ya emite más carbono del que absorben[7]. Esta región que es hogar de más de 500 pueblos indígenas contactados y no contactados es clave para la regulación del clima a nivel mundial. Sin la Amazonía no hay solución para la crisis climática del planeta[8].

¿El Tratado de Libre Comercio (TLC) UE-Mercosur agravará esta tendencia hacia el colapso de la Amazonía?

Según la Comisión Europea, que después de 20 años concluyó en 2019 la negociación de este acuerdo con los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), el tratado de libre comercio (TLC) será muy beneficioso para las empresas europeas de automóviles, maquinarias, sustancias químicas y productos farmacéuticos porque permitirá la reducción y eliminación de aranceles que oscilan entre el 14% y el 35% para un mercado de más de 260 millones de personas[9]. Así mismo, ayudará a que las empresas de servicios europeas (finanzas, telecomunicaciones, transporte marítimo y otras) vendan más, se establezcan en el Mercosur y participen en las compras públicas en igualdad de condiciones con las empresas del Mercosur. La Unión Europea (UE) exportó en 2018 bienes por valor de 45.000 millones de euros al Mercosur y vendió a esta región servicios por 23.000 millones de euros en 2017[10]. El objetivo del TLC para la UE es incrementar dichas ventas al Mercosur que representa la quinta economía más grande del mundo fuera de la UE.

Desde la perspectiva del Mercosur los más favorecidos serán los sectores agropecuarios que se beneficiarán con la liberalización por parte de Europa del 82% de las importaciones agrícolas procedentes de estos cuatro países de Sudamérica[11]. El TLC UE-Mercosur es una suerte de intercambio de automóviles por carne. El Mercosur bajará los aranceles a los automóviles y a cambio incrementará en un 50% su cuota de exportación de carne a la Unión Europea[12]. En este intercambio, el sector industrial y de servicios de la UE será el más favorecido. Como lo dice de manera paternalista la propia Comisión Europea: “El acuerdo también ayudará a integrar las industrias del Mercosur en las cadenas de valor altamente innovadoras de la UE. Esto… les ayudará a ser más competitivos”[13].

Según la UNCTAD[14] las cadenas de valor en el mundo que son coordinadas por empresas transnacionales representan aproximadamente el 80% del comercio mundial[15]. El libre comercio es controlado y favorece sobre todo a las grandes multinacionales y no así a los pequeños y medianos productores. Los tratados de libre comercio expresan sobre todo los intereses de los grandes sectores empresariales de cada país. Estos acuerdos además de los temas relativos a las exportaciones e importaciones entre países comprenden otros temas que afectan a la soberanía de los países como: a) abrir las compras públicas de los países en desarrollo a la participación de empresas extranjeras que desplazan a los productores nacionales, b) otorgar protección a la propiedad intelectual y a las patentes que mayoritariamente están controladas por transnacionales y, c) limitar la capacidad de los país en desarrollo a regular su economía para favorecer a su producción nacional a través de subsidios, incentivos y otros mecanismos.

Los impactos del TLC UE-Mercosur se sentirán sobre todo sobre la Amazonía precisamente porque alienta las actividades del sector agroexportador del Mercosur que es el principal responsable de la expansión de la frontera agrícola que destruye la Amazonía. En los últimos 40 años el número de bueyes y vacas pastando en los estados de la denominada Amazonia Legal del Brasil se ha multiplicado por diez pasando de 8,4 millones a 87 millones cabezas de ganado[16]. Cerca del 90% de la deforestación en la Amazonía se produce para alimentar el ganado. Las más grandes quemas y la deforestación se dan en grandes propiedades agropecuarias[17]. El TLC UE-Mercosur favorecerá sobre todo a este sector agroexportador del Brasil que está liderado por cuatro grandes empresas: JBS que es la segunda empresa más grande de este país, BRF, Marfrig y Minerva Foods.

Para calmar los cuestionamientos de la sociedad civil, la Comisión Europea ha introducido en el TLC un Capítulo de Comercio y Desarrollo Sostenible (C&DS) que lo presenta como guardián del medio ambiente y en particular de la Amazonía.

El primer problema que salta a la vista, es que el Capítulo de Comercio y Desarrollo Sostenible no tiene los mismos mecanismos de cumplimiento que los otros capítulos del TLC UE-Mercosur. Mientras los incumplimientos en materia comercial, compras públicas, propiedad intelectual y otros temas de carácter económico dan lugar al establecimiento de paneles de arbitraje que dictaminan fallos de cumplimiento obligatorio, en el caso del medio ambiente sólo se constituirán “paneles de expertos” que emitirán informes con recomendaciones (C&DS art. 17). En otras palabras, sentencias de cumplimiento obligatorio para la parte comercial del acuerdo e informes y recomendaciones para las vulneraciones en materia ambiental.

No sólo el procedimiento de solución de controversias es más débil para temas ambientales, sino también las disposiciones sustantivas contenidas en el Capítulo de Comercio y Desarrollo Sostenible son más declarativas que las disposiciones comerciales del resto del acuerdo. Sobre temas ambientales el TLC dice que cada parte reafirma su compromiso a implementar los acuerdos sobre el medio ambiente de los cuales ya cada país es parte. Eso en palabras simples es continuar con la destrucción de la Amazonía, pues claramente los acuerdos internacionales sobre medio ambiente suscritos por Brasil han sido absolutamente insuficientes para frenar el ecocidio y etnocidio en curso que protagonizan las elites del agro negocio con apoyo del gobierno de Bolsonaro. La Comisión Europea presenta como un gran logro que el acuerdo reafirma el “principio precautorio” cuando este ya está contenido en la Declaración de Río de Janeiro aprobada en 1992 e incorporada a las legislaciones de los países del Mercosur, sin cumplirse de manera efectiva en la mayoría de los casos.

En relación al cambio climático la Comisión Europea argumenta que el TLC UE-Mercosur es positivo porque ayudará al cumplimiento del Acuerdo de París por parte de Brasil, sin aclarar que el Acuerdo Paris sólo contempla contribuciones voluntarias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que no han frenado la deforestación de los últimos 5 años en la Amazonia, y que son incumplidos sin que medie sanción alguna.

En cuanto al manejo sustentable de los bosques el citado capítulo “alienta el comercio de productos provenientes de bosques gestionados de manera sostenible de conformidad con la ley del país de cosecha” (C&DS art. 8.1.a). En un acuerdo internacional las palabras que se usan tienen una gran importancia. El texto no dice “deben” sino “alienta” que es un llamado y no una obligación. Así mismo, lo que se entiende por gestión sostenible del bosque será definido por la legislación del país donde se encuentran los bosques y no por el estándar más alto a nivel internacional.

La Comisión Europea se congratula de que los “altos estándares ambientales europeos[18] no serán socavados por el TLC UE-Mercosur, pero no dice que el acuerdo, con la complicidad de la UE, permitirá que continúen los bajos estándares ambientales en los países que deforestan la Amazonía.

La redacción del TLC UE-Mercosur no es casual. Si se aplicarán los más altos estándares ambientales, las empresas de la UE tendrían que dejar de exportar varios agroquímicos que están prohibidos en la UE pero que están permitidos en los países del Mercosur. Este es el caso de las multinacionales alemanas BASF y Bayer que comercializan en Brasil respectivamente 57 y 36 pesticidas altamente tóxicos que no están aprobados en la Unión Europea.[19]

En relación a los Organismos Genéticamente Modificados se aplica el mismo doble estándar de normas estrictas al interior de la UE y permisivas para el Mercosur, debido a que varias de las semillas genéticamente modificadas que se comercializan en el Mercosur son propiedad de transnacionales europeas[20].

La parte más avanzada en materia ambiental del TLC UE-Mercosur señala “implementar medidas para combatir la tala ilegal relacionadas al comercio” (C&DS art. 8.2.b) sin aclarar cuáles serán esas medidas y qué sanciones se aplicarán en casos de incumplimiento. Las medidas para combatir la tala ilegal pueden ir desde spots en la televisión hasta la prohibición de comercializar y la implementación de multas económicas y sanciones penales. 

El TLC UE-Mercosur en ningún momento habla de garantizar de manera efectiva el derecho de los pueblos indígenas a sus territorios y a la consulta para el consentimiento previo libre e informado, medidas que son fundamentales para salvar a la Amazonía. La única mención a los pueblos indígenas que hace el citado capítulo es para promover su “inclusión en las cadenas de suministro sostenibles de productos forestales maderables y no maderables” (C&DS, art. 8.2.b). Esta afirmación desnuda el verdadero carácter del TLC UE-Mercosur.

Para salvar la Amazonía necesitamos fomentar la producción sostenible para el consumo local y no la gran producción para la exportación. La producción a gran escala integrada a cadenas de valor dominadas por multinacionales que buscan obtener la mayor ganancia posible sólo acrecentará la presión sobre la Amazonía. Para salvar a la Amazonía debemos reconfigurar totalmente las cadenas de valor y no buscar integrar a los pueblos indígenas y los emprendimientos nacionales como eslabones subordinados de estas cadenas que responde a lógicas del mercado y no a la emergencia de preservar la vida en tiempos de colapso ecológico.

Si la demanda de carne, granos, madera, aceites y otros productos se incrementa sobre la Amazonía será imposible frenar su destrucción. La esencia del TLC UE-Mercosur es anti-amazónica precisamente porque quiere profundizar la lógica del libre comercio cuando lo que se requiere es precisamente acuerdos comerciales proteccionistas para la Amazonía; acuerdos que promuevan límites y barreras efectivas a la extracción, producción, comercialización y consumo nacional e internacional de productos que dañan la Amazonía.

El TLC UE-Mercosur ha sido negociado tomando en cuenta los intereses de los grandes sectores empresariales de los dos bloques. La participación de los pueblos indígenas, afrodescendientes, quilombolas, campesinos y otros sectores de la sociedad civil ha sido prácticamente inexistente a lo largo de los más de 20 años de negociación que tiene este acuerdo de libre comercio.

La Comisión Europea se congratula de que tendrá la “Ventaja del pionero”porque “La UE será el primer gran socio comercial en celebrar un acuerdo comercial con el bloque del Mercosur. El Mercosur ofrecerá ahora a las empresas de la UE un acceso a su mercado mucho más favorable del que ofrece a las empresas de otros países[21]. Esta ventaja desde la perspectiva egocéntrica europea no toma en cuenta que una vez en vigencia este TLC, el Mercosur deberá otorgar concesiones similares (“no menos favorables”) en futuros acuerdos comerciales con otros países o bloques regionales por el principio de la Nación Más Favorecida de la Organización Mundial del Comercio.

¿Qué acuerdos comerciales necesitamos para salvar la Amazonía?

Necesitamos acuerdos comerciales que tengan en su centro la preservación de la Amazonía y no la expansión de mercados para incrementar las ganancias de un puñado de empresas transnacionales. Estos acuerdos deben ser negociados de manera transparente con la participación y el derecho a veto de los pueblos indígenas que durante siglos han sabido preservar esta eco región que es fundamental para mantener la estabilidad del clima en el planeta. Estos acuerdos deben garantizar y fortalecer los derechos y territorios de pueblos indígenas y afrodescendientes sin los cuales no es posible salvar a la Amazonía.

Los acuerdos comerciales que involucren a la Amazonía deben ser proteccionistas y establecer límites, prohibiciones y sanciones a la extracción, producción, comercialización y consumo de productos y actividades que destruyen la Amazonía. Lejos de imponer reglas de libre comercio a favor de empresas multinacionales que refuerzan el modelo extractivista exportador, deben contener medidas efectivas para promover la pequeña producción local que convive con el bosque. Asimismo, en lugar de expandir el modelo agroexportador extractivista que emite grandes cantidades de emisiones de dióxido de carbono por la deforestación y el transporte de mercancías alrededor del planeta, debe impulsar la agroecología familiar y comunitaria para el consumo local y nacional. En tiempos de crisis ecológica es importante promover economías autosuficientes y auto sostenibles para garantizar las necesidades básicas y no ser presa de las grandes disrupciones del comercio mundial que se agravarán por la sincronización de las crisis ambientales, económicas y sociales. Para salvar la Amazonía necesitamos acuerdos comerciales que promuevan la complementariedad entre países y no la libre competencia para conquistar nuevos mercados e incrementar las ganancias del 1% de la población.

Los acuerdos comerciales que necesitamos deben garantizar la aplicación de los más exigentes estándares en materia ambiental para todas las partes del acuerdo poniendo fin al doble discurso de los gobiernos de la UE y el Mercosur. La suerte de todos en el planeta depende del destino de la Amazonía. Esto significa, por ejemplo, que agroquímicos y OGMs prohibidos en países de la UE y otros productos peligrosos para el medio ambiente deben ser prohibidos en todos los países que suscriben el acuerdo. 

Los acuerdos comerciales que involucren a la Amazonía deben reconocer y garantizar los derechos de la naturaleza, los ríos, la selva y la biodiversidad para garantizar los ciclos vitales y la capacidad de regeneración de los ecosistemas. Requerimos acuerdos comerciales que reconozcan a la naturaleza como nuestro hogar y sujeto de derechos, y no como una simple fuente de recursos a ser aprovechados, explotados y comercializados. La Amazonía como sujeto de derechos debe estar representada en cualquier negociación que la involucre a través de los Pueblos Indígenas, los científicos y las organizaciones de la sociedad civil comprometidas con la defensa de sus derechos. Temas como el bienestar animal, junto al bienestar de los bosques, ríos, plantas y la naturaleza deben estar en el centro del acuerdo y no relegados a capítulos de “diálogos” como en el TLC UE-Mercosur, que no tienen ninguna efectividad salvo la de aparentar que se está haciendo algo cuando en realidad se está permitiendo que continúe la devastación de la naturaleza.

Los acuerdos comerciales que involucren la Amazonía deben garantizar y promover los saberes y conocimientos de los pueblos ancestrales antes que la propiedad intelectual y las patentes de un grupo de corporaciones. Así mismo, dichos acuerdos deben promover el uso de las compras públicas y otros mecanismos para incentivar y favorecer a la pequeña y mediana producción local y nacional.

Estos acuerdos comerciales deben establecer metas y medidas para reducir y suprimir el consumo de productos que dañan a la Amazonía. Sin una reducción significativa del consumo de carne y otros productos en los países desarrollados y emergentes es imposible frenar la deforestación de la Amazonía. 

Por último, los acuerdos comerciales que involucren a la Amazonía no deben ser declarativos, sino que deben contener mecanismos de implementación y cumplimiento obligatorio para detener la destrucción de la Amazonía e iniciar procesos de reparación y recuperación de las zonas deforestadas, frenar el ecocidio y etnocidio en curso, y posibilitar que la Amazonía contribuya a restablecer el equilibrio del clima en el planeta.

* El presente texto es fruto del trabajo y las discusiones con Carla Poth, Vanessa Dourado y Guillermo Villalobos en el marco de la Asamblea Mundial por la Amazonía y la coalición América Latina mejor sin TLC.


[1] Véase: https://www.iucncongress2020.org/es/motion/129

[2] RAISG (2020). Amazonía bajo presión. 1. Ed., Sao Paulo: ISA – Instituto Socioambiental, 2020. Disponible en: www.amazoniasocioambiental.org

[3] Véase:  https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20210714-amazonia-especies-fauna-flora-alto-riesgo-extincion

[4] Véase: https://cnnespanol.cnn.com/2020/03/10/si-el-amazonas-cruza-el-punto-de-no-retorno-podria-desaparecen-en-apenas-decadas/

[5] RAISG (2020). Amazonía bajo presión. 1. Ed., Sao Paulo: ISA – Instituto Socioambiental, 2020. Disponible en: www.amazoniasocioambiental.org

[6] Marco científico para salvar la Amazonía, Por Científicos de los Países Amazónicos y Socios Globales. 30 de septiembre de 2019. The Amazon we want.

[7] Gatti, L.V., Basso, L.S., Miller, J.B. et al. Amazonia as a carbon source linked to deforestation and climate change. Nature 595, 388–393 (2021). https://doi.org/10.1038/s41586-021-03629-6

[8] Nada menos que el 44% de las emisiones en el territorio brasileño proceden de los bosques nativos convertidos en áreas de producción, principalmente en granjas. El Observatorio del Clima estima que las emisiones locales en 2020 pueden crecer entre un 10 y un 20 por ciento respecto a 2018, dependiendo de lo que ocurra con la deforestación de la Amazonia y del ritmo de la recuperación económica

[9] Véase: https://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2019/july/tradoc_157989.pdf

[10] Véase: http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/economia+internacional/ari78-2019-malamud-steinberg-acuerdo-ue-mercosur-quien-gana-quien-pierde-que-significa-el-acuerdo

[11] Ghiotto, L. y Echaide, j. (2020). El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Estudio integral de sus cláusulas y efectos. Ed. CLACSO. Fundación Rosa Luxemburgo Greens/EFA.

[12] Brazilian Meat and the EU-Mercosur Agreement”, Reporter Brasil, 2021. Disponible en: https://asambleamundialamazonia.files.wordpress.com/2021/11/brazil-meat-industry-and-eu-mercosur-agreement-report-en.pdf

[13] Véase: https://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2019/june/tradoc_157953.pdf

[14] Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

[15] Informe sobre las inversiones en el mundo 2013, Las cadenas de valor mundiales: inversiones y comercio para el desarrollo, UNCTAD.

[16] Brazilian Meat and the EU-Mercosur Agreement”, Reporter Brasil, 2021. Disponible en: https://asambleamundialamazonia.files.wordpress.com/2021/11/brazil-meat-industry-and-eu-mercosur-agreement-report-en.pdf

[17] Ibid.

[18] Véase: https://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2019/june/tradoc_157953.pdf

[19] Treat, S. (2020). The EU- MERCOSUR agreement: Increasing pesticides use and GMOs, and undermining healthy food production and standards. Institute for Agriculture and Trade Policy. Heinrich Böll Stiftung. IATP. FASE. Misereor.

[20] Por ejemplo, la soya Roundup Ready o la soya Intacta que son hoy en día comercializadas por Bayer, luego de haber adquirido en el 2018 a Monsanto.

[21] Véase: https://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2019/june/tradoc_157953.pdf

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